Literature
Arias de un verano 14
XIV. EL CIELO EN UNA ESTANCIA DE PAREDES VIOLETAS.
Era un día más de ese plácido verano de 1958. ¡Qué día tan hermoso! Francesca se asomaba al balcón apreciando el sutil panorama caluroso y refrescante, gracias a la brisa marina. La luz se reflejaba en el agua y el sonido de las olas conseguía llegar hasta su palco. Olía a verano, se sentía el océano. ¡Qué placer el contacto con el sol sobre su piel! Se hallaba ahí mismo descalza, cubierta por su fino camisón blanco, con su pequeña melena algo alborotada, mas sus mechones caían con elegancia sobre su cuerpo